Las mujeres que te habitan.

MUJER, palabra conocida para todos… palabra que puede evocar algo deseable o
indeseable, cómodo o incómodo, valioso o insignificante, profundo o superficial, fuerte o
débil, y lo más probable, todas las anteriores; por complejo o simple que parezca aparece
un matiz de lo múltiple.
Más allá de querer responder acerca de lo que es exclusivamente femenino, o de hasta
qué punto ser mujer es una construcción social, el llamado es a la reflexión sobre la
vivencia del hecho de ser mujer, y las posibilidades que de allí se desprenden.
Las mujeres que me habitan no implican solo lo femenino que me habita, (de hecho, hay
mujeres que me habitan que pueden no ser “femeninas”), pero la idea es descubrir,
reconocer, sentir y darle forma a esas mujeres, dando lugar a la versatilidad en un mundo
cambiante… Darle forma a lo femenino, habitarlo de diferentes maneras, reconocer cómo
ocupar lugares que nos cuestan pero nos llaman desde lo profundo de nosotras mismas y
descubrir lo valioso que de allí se desprende, porque lo natural cambia todo el tiempo, se
transforma, lo vivo se mueve y los opuestos siempre van a generar movimiento.
Atrevámonos a explorar nuestra feminidad en una sociedad en donde aparentemente nos
invitan a ser “únicas” y “originales”…en un marco social masificado que pide estabilidad…
tomemos de la sociedad lo que nos gusta, lo que deseamos!!! y tomemos también de
nosotras mismas aquello que somos y démosle forma...seguramente el mundo necesita
que habitemos lo femenino… Dejemos de identificarnos tanto con lo que hemos sido,
agradezcamos a esas que fuimos pero también demos lugar a nuevas facetas.
Arriesguémonos! A veces nos aferramos tanto a una misma forma que somos incapaces
de ver la belleza en todo… y qué decir de lo que esto implica en nosotras mismas…
Promover la capacidad de preguntarnos, de reflexionar y de sentir en el cuerpo lo que nos
generan esas preguntas y reflexiones, la posibilidad de darles forma por medio del
maquillaje y otras formas de expresión hace parte de este llamado a la reflexión… la
posibilidad de entrar en diálogo con aquellas formas deseables para nosotras, que nos
resuenan, desde afuera y desde adentro en una constante retroalimentación, un
constante diálogo entre nuestro mundo interno y externo que a su vez va
transformándose como resultado del intercambio.
Mediante el diálogo siempre ocurre algo; cuando mis formas entran en diálogo con mis
otras formas, éstas se enriquecen y se nutren desde lo femenino o desde aquello
complementario. Muchas veces el poder implica ser diferente, y muchas otras, identificarnos o sentirnos parte nos da poder, seamos conscientes del juego, de los opuestos, del movimiento y la
creatividad… La belleza tiene tantas formas, tantas posibilidades. Cómo pretender ser las mismas,
cómo pretender siempre irradiar la misma belleza, dar lugar a diferentes formas suena
enriquecedor y saludable.
Esta experiencia, contribuye a la comprensión, la vivencia emocional, y la expresión
corporal de las mujeres que te habitan, partiendo de las cuatro imágenes arquetípicas
que se corresponden con las energías de la luna en sus diferentes fases; las versiones
personales de estas imágenes, y la posibilidad de compartirlas y expresarlas, nos
permiten reconocer la multiplicidad de lo femenino, de comprender cómo pueden existir
contradicciones y tensiones internas que se deben llevar a la consciencia para desarrollar
su potencial según las necesidades cotidianas; esas vivencias pueden comprenderse
mediante las emociones que estas evocan, las posibilidades de manifestación mediante el
cuerpo, únicas en cada mujer en un compartir que nos recuerda que no estamos solas!